SAN MARTÍN Y LAS SOCIEDADES SECRETAS - Horacio Juan Cuccorese (1921-1990)
El general Guillermo Miller admira a su ex jefe militar, el general San Martín. A la recíproca, San Martín recuerda los méritos de su amigo y colaborador en la guerra de la independencia. Miller redacta sus “Memorias”. Tiene algunas dudas. Para clarificarlas, nada mejor que recurrir al testimonio de San Martín. Le escribe una carta (Londres, 9 de abril de 1827) solicitando “noticias o apuntes”. Entre las noticias, la siguiente: “Yo no sé si convendría exponer los males que causó la logia establecida en Buenos Aires, y cómo por ella quedó usted casi con las manos atadas, cuando era necesario obrar con actividad y hacer un ejemplo con algunos jefes cuyas intrigas y escandalosa conducta fueron apoyadas por dicha logia. Si usted quiere que se trate sobre esto es necesario proveerme con la materia, porque yo ignoro la naturaleza de aquella sociedad.” ¿Qué piensa y siente San Martín, andando el tiempo y en el lejano exilio? Contesta inmediatamente (Bruselas, 19 de abril de 1827). Dice: “No creo conveniente hable Ud. lo más mínimo de la logia de Buenos Aires. Estos son asuntos enteramente privados, y que aunque han tenido y tienen una gran influencia en los acontecimientos de la revolución de aquella parte de América no podrían manifestarse sin faltar por mi parte a los más sagrados compromisos. A propósito de logias, sé a no dudar, que estas sociedades se han multiplicado en el Perú de un modo extraordinario. Esta es una guerra de zapa que difícilmente se podrá contener, y que hará cambiar los planes más bien combinados.” Comprobamos que San Martín es reservado con respecto a la logia de Buenos Aires. La prudencia es una virtud, y él la practica. Mantiene silencio con el fin de no lesionar la debida hombría de bien de los forjadores de la independencia. En consecuencia, ¿no debe llevarse a juicio la inconducta de los logistas? Una de las tantas confesiones de San Martín a su querido amigo Tomás Guido (Bruselas, 18 de diciembre de 1827) es esta: “Yo estoy seguro que los hombres me harán la justicia a que me creo merecedor. Pues bien: será Dios, los hombres honrados y la historia quienes juzguen la inconducta de los hombres de la logia de Buenos Aires.”
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